Un duro golpe para la industria frutícola chilena: las autoridades chinas rechazaron la totalidad de las cerezas transportadas en el buque Saltoro de la empresa Maersk, luego de que el barco sufriera una falla en el motor y tardara 52 días en llegar a su destino. El cargamento, que partió en diciembre de 2024 desde el puerto de San Antonio con destino a Nansha, China, incluía 1.353 contenedores con casi 5 millones de cajas de cerezas, valoradas en más de US$120 millones. Sin embargo, el retraso y las condiciones del viaje dejaron la fruta en un estado que no cumplía con los estándares de calidad exigidos.
China rechazó las cerezas chilenas transportadas en el buque Saltoro debido a que la fruta llegó en muy mala condición y calidad después de un viaje extremadamente prolongado. El barco, que partió desde Chile en diciembre de 2024, sufrió una falla en el motor y estuvo 23 días varado cerca de Micronesia, lo que retrasó su llegada a China en 52 días en total. Este retraso provocó que las cerezas, un producto altamente perecedero, se deterioraran y no cumplieran con los estándares de calidad exigidos por las autoridades chinas.
Antonio Walker, presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), respaldó la decisión de las autoridades chinas, señalando que era “lo correcto” para evitar dañar la reputación del producto chileno en el mercado asiático. “Era muy arriesgado entrar al mercado con una fruta en mala condición, de mala calidad, que desprestigiara el producto”, afirmó Walker.
A pesar del revés, el líder gremial se mostró optimista respecto a la respuesta de las compañías de seguros y de la naviera Maersk, confiando en que ambas cumplirán con sus obligaciones. Este incidente se suma a los desafíos que enfrenta la industria de la cereza chilena, que ya ha sido afectada por la caída de los precios en China, su principal mercado.
El Saltoro vivió un verdadero periplo: tras zarpar en diciembre, el barco estuvo 23 días varado cerca de Micronesia antes de reanudar su viaje. Ahora, con el rechazo del cargamento, la industria deberá enfrentar las consecuencias financieras y logísticas de este inesperado desenlace.